A la hora de escoger un ordenador portátil, una de las primeras cosas en las que debemos fijarnos es en la pantalla, que debe ser adecuada a nuestras necesidades.

Piensa que si éste va a ser nuestro ordenador principal, que utilizaremos en casa y la oficina, y no tenemos pensado instalarle un
monitor externo, debemos comprar un ordenador con una pantalla grande (existen ordenadores portátiles con pantalla de hasta 18 pulgadas). Claro está, de nada vale tener una gran pantalla sin una buena resolución, aunque hoy por hoy esto no debería ser ningún problema. Por resumir, deberíamos buscar una resolución mayor de 1366 x 768 píxeles para poder trabajar sin complicaciones. Otro de los puntos que tener en cuenta, es el de la luz que emite dicha pantalla, ya que puede conseguirse, además de la clásica pantalla brillante (que puede ajustarse), una pantalla mate para entornos en los que se pasa muchísimo tiempo con el ordenador portátil, ya que dañará menos los ojos.